El ópalo es una de las piedras más fascinantes y bonitas que existen, es conocido y empleado como gema desde la Antigüedad; su nombre da testimonio de su naturaleza de gema por antonomasia: deriva del término sánscrito upala, que significa <<piedra preciosa>>, transformada posteriormente en el término griego opallios y el latino opalus. El ópalo es un óxido de silicio hidratado que se encuentra en estado amorfo (es decir, sin cristalizar). Esta variedad del sílice contiene de forma estable en su red cristalinos una cantidad variable de agua (característica representada en la fórmula por la letra n, que indica un numero sin precisar de moléculas de agua, que varía en cada espécimen.
Una de las piedras más estimadas en joyería y que se suele utilizar con más frecuencia como gema es el denominado ópalo noble, del que existen numerosas variedades; se trata de una piedra bastante rara, que en ciertos casos puede adquirir un valor ligeramente inferior, si no igual, al de las cuatro gemas principales (diamante, rubí, zafiro y la esmeralda). Existen también variedades mucho menos apreciadas, como el ópalo común, que se encuentra en varias partes del mundo.
- ASPECTO GENERAL DEL ÓPALO -
El ópalo es un mineral amorfo y, por tanto, no se presenta con un habito bien formado; se encuentra en la naturaleza en vetas, filones o pequeñas masas uniformes o globulares de aspecto térreo o compacto.
El color del ópalo es muy variable, pero generalmente presenta un tono de fondo sobre el que se manifiesta una serie de juegos de color.
Las diferentes coloraciones y características externas son típicas de las distintas variedades.
- PROPIEDADES FISICOQUÍMICAS DEL ÓPALO -
El ópalo es un mineral ligero, caracterizado por una densidad variable según el contenido en agua, pudiendo oscilar entre el 1 y el 25%. Es bastante duro, pero si se somete a abrasiones, a la prueba de la raya deja un polvo blanco.
No presenta exfoliación, pero es frágil y, cuando se rompe, produce superficies de fractura concoideas. La textura o estructura interna del ópalo merece especial atención. De hecho, aunque se trata de un mineral amorfo (es decir, sin una red cristalina propiamente dicha), presenta una disposición que se puede definir ordenada y constituida por pequeñas esferas de sílice hidratada amorfa y de cristobalita (una forma de sílice que cristaliza a alta temperatura). En el interior de la masa del ópalo, estas esferas de dimensiones muy reducidas (comprendidas entre 0.15 y 0.3 micras) están distribuidas según una simetría cubica o hexagonal y separadas entre si por una masa de relleno compuestas por agua, sílice e incluso aire.
La disposición y las dimensiones de las esferas son responsables de los particulares fenómenos ópticos que se observan en el ópalo noble.
Concretamente, los colores de las manchas pasan del violeta al azul o al verde e incluso al amarillo y el rojo con el aumento de las dimensiones en las esferas, hasta desaparecer totalmente cuando éstas son demasiado grandes. Este fenómeno está ligado al hecho de que la longitud de onda de los distintos colores difractados está en estrecha relación con la distancia entre las pequeñas esferas. Desde el punto de vista óptico, el ópalo es monorrefringente y opaco y tiene un brillo vítreo o nacarado.
Es infusible según la escala Kobell, pero si se calienta se descompone en sílice, liberando sus propias moléculas de agua; solo se disuelve en ácido fluorhídrico (HF).
- FORMACIÓN Y ASOCIACIONES DEL ÓPALO -
El ópalo es un mineral denominado secundario, que se origina a raíz de los procesos de alteración hidrotermal sufridos por silicatos ya presentes en diversos tipos de rocas. De hecho, se forma tanto en rocas ígneas efusivas, generalmente de composición intermedia o ácida (en particular, riolitas, andesitas o traquitas), como en rocas sedimentarias de origen químico, como los depósitos ligados a las fuentes de aguas calientes o frías sobresaturadas de sílice, u organógeno; en este ultimo caso, su presencia está ligada a la naturaleza silícica de muchos caparazones de organismos pelágicos. En algunos casos, el ópalo se forma también en ambientes ligados a depósitos fósiles que se han formado por percolación de aguas continentales ricas en sílice, como sucede en el caso de los xilópalos u ópalos leñosos, ligados a los procesos de silicificación de la madera.
El ópalo se encuentra asociado a menudo con calcedonia (constituida por sílice criptocristalina), con zeolitas (grupo de los silicatos alumínicos hidratados) y con feldespatos o feldespatoides.
- VARIEDADES DE ÓPALO -
Las variedades del ópalo son innumerables. Hay que hacer una primera distinción entre las piedras que se utiliza como gema, que se denomina ópalo noble,
y el mineral, de escaso valor, llamado ópalo común. Dentro de estas dos grandes "familias" se pueden distinguir numerosas variedades, cada una de ellas con características propias. Entre los ópalos nobles, que los gemólogos (más que los mineralogistas) organizan en subcategorias, se distinguen los ópalos nobles claros, que se caracterizan por una masa de fondo blanca, blanco - lechoso, color crema o azulada en la que el efecto conocido como arlequinamineto, con la producción de colores, es especialmente evidente. Son subvariedades de los ópalos nobles claros el ópalo arlequín, con manchas amplias, bien definidas, poligonales y con aristas, el ópalo blanco, translucido y con manchas blancas o de colores difuminados, y el llamado boulder opal u ópalo de roca, que se encuentra en filones dentro de una matriz rica en hierro de color pardo - naranja y que presenta atractivos arlequinamientos.
La variedad oscura de ópalo noble es el famoso y valioso ópalo negro.
A pesar del nombre, esta gema no presenta siempre una masa de fondo negra,
ya que su color puede variar de los matices del negro al gris y al azul.
Algo que comparten todos los ópalos negros, en cambio, es el fantástico juego de colores e iridiscencias que se observa sobre la masa de fondo, una característica que, junto con su rareza, justifica el alto precio del ópalo negro. Entre los ópalos comunes encontramos la cachalonga, con un aspecto nacarado típico; el ópalo prasio, un ópalo semitransparente de un hermoso color verde manzana debido al contenido en níquel, que debe su nombre (del griego prasios, <<puerro verde>>) a su parecido con la crisoprasa, una variedad de la calcedonia; la hialita, una variedad incolora y transparente similar al vidrio (hyalos, en griego) y fluorescente, que se encuentra en masas botrioidales o reniformes dentro de las cavidades de algunas lavas; la hidrofana, una variedad opaca y turbia, porosa y de color blanquecino a causa del reducido contenido en agua, que, si se sumerge en ella, es capaz de absorberla en cantidad, adquiriendo los juegos de colores que le faltaban; el ópalo girasol es translucido y presenta reflejos azules o turquesas.
Entre las variedades más vistosas, aunque de un color no especialmente brillante,
está el ópalo dendrítico, que contiene inclusiones arborescentes negruzcas.
El xilópalo, que es una madera fósil mineralizada por la sílice hidratada, resultan evidentes las vetas y las bandas de crecimiento de los troncos originales.
La geiserita, en cambio, está constituida por concreciones de sílice hidratada que se han depositado alrededor de fuentes calientes de origen volcánico.
Una variedad de esta piedra muy conocida y apreciada es el ópalo de fuego, de un bonito color amarillo - naranja o rojo, con vistosos tonos y casi transparente.
- DÓNDE BUSCAR ÓPALOS Y CÓMO RECONOCERLOS -
En España, destaca el ópalo noble del cabo de Gata en Almeria, de tonos amarillos y anaranjados, también se han encontrado en tonos verdes y azulados.
También hay ópalo común en Vallecas (Madrid), muy fluorescente, y en Caldas de Malavella (Gerona), donde se da en concreciones redondeadas llamadas ninots (muñecos). También se han encontrado diferentes colores y formaciones de ópalo en Lorca, Mazarrón y La Unión (Murcia). También ópalos menilitos en Albacete y Baza (Granada). La variedad xilópalo se puede encontrar en Castillo de la Reina (Burgos) y en Pozo Cañado (Albacete).
En el resto del mundo, se han descubierto en las ultimas décadas muchos nuevos yacimientos de ópalo. Los de Dubnik, en Eslovaquia, son quizá los más antiguos y conocidos de Europa; de ellos procedía, hasta finales del sigo XIX, la casi totalidad de los ópalos nobles difundidos en el Viejo Continente. Otros yacimientos europeos interesantes son los de Transilvania (Rumanía) y Hungría, así como las rocas magmáticas de Islandia y los xilopalos de Cerdeña (Italia). Un país en el que abundan los ópalos es México, donde se extrae esta piedra en las inmediaciones de Zimpán, Jalisco, Hidalgo y Querétaro. Otros yacimientos de interés se encuentran en Guatemala, Honduras y algunas localidades de Nevada, Idaho y Oregón (Estados Unidos). Se extraen también ópalos en las minas de los estados de Bahía y Piaui (Brasil), y en menor medida, en Indonesia. Los yacimientos más importantes actualmente son los de Australia. De hecho, los mejores ópalos proceden de Nueva Gales del Sur, Queensland y Australia Meridional, en particular de las localidades de Lighning Ridge, White Cliffs, Yowah y Tintebar.
El ópalo, en todas sus variedades, es inconfundible con las otras piedras naturales, aunque algunas personas con poca experiencia podrían caer en el engaño de algunas imitaciones.
- EL ÓPALO COMO GEMA -
El ópalo noble, en sus distintas variedades, se emplea en gemología para la realización de anillos, colgantes, pendientes y otras joyas.
Como he dicho, su valor puede ser comparable a veces al de las piedras preciosas más cotizadas. El ópalo común se utiliza también como piedra de joyería, pero su valor es claramente inferior y su empleo se reserva a joyas de poco valor y de fractura nunca muy fina ni artística.
La escasa transparencia y los fenómenos de efecto ojo de gato típicos del ópalo noble usado en gemología imponen una talla casi exclusivamente en cabujón o en esfera.
El ópalo de fuego merece un tratamiento aparte. Esta gema, gracias a su transparencia y a la falta de arlequinamiento, se talla a veces facetada, generalmente en escalones o con talla oval.
En cualquier caso, las operaciones de talla del ópalo son muy delicadas, al igual que las de otras piedras del mismo tipo; de hecho, la fragilidad del material original y su propensión a alterarse con el paso del tiempo requieren una atención considerable si se quiere evitar deteriorarlo.
- ÓPALOS DE IMITACIÓN Y ARTIFICIALES -
El ópalo es una gema que, debido a su valor y su atractivo, ha despertado la imaginación de quienes deseaban encontrarle sustitutos menos costosos y emplearlos para realizar piezas de bisutería. Sin embargo, la peculiaridad de sus características físicas y estructurales ha hecho más difícil esta hazaña.
Además de vidrios, dobletes y tripletes, el ópalo ha sido producido sintéticamente con el nombre de slocum stone, una imitación bastante conseguida.
Menos eficaces y obtenidas con procedimientos más rudimentarios son las imitaciones de plástico, muy difundidas en la actualidad y que han ocupado el lugar de la slocum stone. Aunque aparentemente, al menos a primera vista y observada por una persona inexperta, algunas imitaciones son más similares de lo que se puede pensar a la piedra o al mineral original (gracias a la realización de una estructura interna constituida por microesferas que imitan las del ópalo autentico), un análisis no demasiado exhaustivo de las características físicas (como dureza, fusibilidad y densidad) hace inmediatamente evidente la falsedad.
- ÓPALOS CELEBRES DE LA HISTORIA -
Entre los ópalos de mayores dimensiones se incluyen el que fue hallado en 1775 en las proximidades de Dubnik (Eslovaquia), una gema de casi 3.000 ct de peso (unos 600 gr.) que forma parte actualmente de la importante colección del Museo de Historia Natural de Viena (Austria), y un ópalo gigantesco y excepcional extraído en Australia, con dimensiones de 50 x 15 cm, que está expuesto en el American Museum of Natural History de Nueva York.
Es también de un tamaño considerable el Andamooka Opal, una piedra de 203 ct que fue obsequiada por los australianos a la reina Isabel II, su jefe de estado.
Existen otros muchos ópalos celebres, como el famoso Orphanus, un gran ejemplar llamado así por su singularidad, que está engastado en el centro de la corona de los emperadores del Sacro Imperio Romano. Pero el ópalo más famoso es el mítico Incendio de Troya que perteneció a la esposa de Napoleón Bonaparte, Josefina Beaushamais, un ópalo de fuego de dimensiones notables y con una transparencia excepcional, que ha desaparecido misteriosamente del Museo de Historia Natural donde se conservaba.